Bioenergética* Aurora Franco Rodríguez y Mercedes Ortega Cástulo

04.09.2012 23:34

 

La bioenergética tal como la hemos venido trabajando, forma parte de una propuesta de salud encaminada a diversas comunidades y grupos sociales, sobre todo cuando éstos se hallan en estados de emergencia. Es una práctica terapéutica que trabaja con el cuerpo del ser humano y sus emociones, las cuales tienden a estancarse a lo largo de la vida, causando problemas de salud. De ahí que se diga que el cuerpo es el recipiente de todas las emociones, las cuales pueden expresarse en cualquier momento y rebasar nuestra capacidad de regulación.

La bioenergética actúa sobre la energía de la vida o bioenergía, siendo su objetivo el desbloquearla y equilibrarla. Como parte de la naturaleza y de todo lo viviente, el cuerpo humano es expresión de la energía vital: los procesos biológicos, psíquicos, emocionales y espirituales que ocurren en su interior, son manifestaciones de la bioenergía.

La bioenergía considera al cuerpo como una expresión energética sobre el cual se aplican la práctica respiratoria y los movimientos corporales, encaminados a moviliza la energía estancada en los músculos y en el carácter, a nivel más profundo, manifestándose en forma de rigidez. Estos movimientos pueden ser tanto dirigidos como libres, en este último grupo se considera la Biodanza realizada a través de la música, la cual busca tocar cada una de las fibras energéticas del cuerpo.

El trabajo bioenergético observa cuatro ejes fundamentales que son: tensión, carga, descarga y relajación, a los cuales corresponde una serie de movimientos específicos.

En el caso de la carga que va acompañada de la tensión se realizan movimientos de estiramiento y calentamiento de la cabeza a los pies, dichos movimientos son muy lentos y firmes, y permiten movilizar la energía vital del cuerpo. En el momento de descarga los movimientos son más intensos y más fuertes, aquí existe la posibilidad de soltar la energía bloqueada que está sobrecargando al organismo, lo cual se puede manifestar como una liberación de emociones reprimidas. La relajación es el momento durante el cual se asienta la energía que se movilizó pero que no logró salir por completo.

Durante los momentos de tensión, carga y descarga la respiración es profunda e inducida, mientras que en la relajación es menos intensa y fluye de manera natural.

El trabajo corporal es delicado, por eso es necesaria la observación atenta del terapeuta, puesto que se actúa sobre funciones biológicas, emocionales y psíquicas, las cuales no están separadas porque forman una totalidad bioenergética.

Esta propuesta parte del supuesto de que la energía que no fluye, se cronifica en segmentos a lo largo y ancho del cuerpo, expresándose en desregulamientos energéticos o “enfermedades”. Al respecto, se recurre al planteamiento de Wilhelm Reich acerca de la coraza muscular y sus segmentos (visual, oral, cervical, torácico, diafragmático, abdominal y pélvico), sobre los cuales se ejercen las movilizaciones, siempre bajo una observación cuidadosa y detallada del terapeuta hacia la expresión corporal de la persona (coraza muscular) y sus hábitos, costumbres e ideas (coraza caracterológica), las cuales se corresponden y forman una estructura de gran complejidad.

El bloqueo en este conjunto de segmentos no se debe a una característica natural de nuestro cuerpo, estos anillos se bloquean a través de la historia de vida, teniendo como causa la represión sexual, la represión del funcionamiento corporal natural y de la capacidad de expresión y contracción (capacidad de pulsación con la que nacemos). A través de los años de existencia dentro del medio social en que nos tocó vivir, se va conformando el bloqueo y el fluir de la energía queda estancada en alguno(s) de estos siete segmentos que van a producir una disociación en el cuerpo y en la mente.

El trabajo bioenergético se realiza de afuera hacia adentro, va desmontando lo superficial (las defensas que todos tendemos a construir para poder existir en este mundo, las apariencias, las máscaras, la “basura”, las limitaciones sociales) hasta llegar a lo profundo (donde se encuentra la esencia, la parte blanda del ser humano).

Se plantea la “flexibilización de la coraza”, no su destrucción, pues aunque nos limita en nuestra capacidad de vivir, también nos protege de los múltiples estímulos y de los condicionamientos sociales y culturales.

El trabajo bioenergético va encaminado a sensibilizar al ser humano acerca de la vida, su estado de salud, su inserción en el contexto social, político, económico y cultural en el que se halla. Le permite el conocimiento de sí mismo y una manera de resolver la vida cotidiana, así como sus estados de emergencia y crisis.

A través de esta práctica el individuo se hace consciente de cómo está produciendo su energía vital (alimentación, contacto con la naturaleza, relaciones sociales y sexuales, trabajo, recreación, etc.), cómo la está acumulando y cómo la está distribuyendo.

Esta propuesta hace hincapié en tres categorías: el saber, el saber hacer y el saber ser.

El saber, además del autoconocimiento corporal, emocional, psíquico y espiritual al que se llega; se estudian ciertos fundamentos teóricos pertenecientes a la teoría propuesta por Wilhelm Reich, médico y psicoanalista austriaco.

El planteamiento de Reich parte de identificar la sexualidad y sus problemas (economía sexual), proponiendo una forma terapéutica de abordarlos. El problema fundamental que identificó fue el de la respiración de la energía sexual y sus consecuencias en la vida en general de los sujetos, específicamente expresadas en la rigidez corporal y caracterológica, así como en la incapacidad de sentir el placer de vivir. En sus obras Análisis del carácter y La función del orgasmo, se presentan los conceptos de autorregulación sexual, bioenergía, coraza (muscular y caracterológica), economía sexual, energía sexual, estasis sexual, fórmula del orgasmo (tensión mecánica-carga bioelectrica-descarga bioeléctrica-relajación), impotencia orgástica, neurosis estásica, orgasmo, orgón, orgonomía, plaga emocional, potencia orgástica, reflejo del orgasmo, regulación moral, resistencia, sexualidad, sexualidad/angustia, sistema nervioso periférico, transferencia latente y vegetoterapia caractero-analítica, entre otras muchas; todos estos conceptos son retomados para apoyar la práctica bioenergética.

El fundamento de esta propuesta proviene del planteamiento de Wilhelm Reich, mientras que el nombre de Bioenergética se retoma de Alexander Lowen, discípulo de Reich, quién plantea que los objetivos de esta terapéutica son reintegrar el cuerpo, el movimiento, la respiración, el sentimiento y las expresiones verbales. Es importante aclarar que la Bioenergética, representada por Lowen, es una línea de trabajo clínico que retoma de Reich la acción terapéutica sobre el cuerpo, sin embargo, no es sinónimo de la propuesta terapéutica reichiana (ver Análisis Reichiano de Género).

El saber hacer, se refiere a la apropiación de un conjunto de técnicas terapéuticas de apoyo (masaje, reflexología, herbolaria, microdosis, moxibustión, auriculoterapia, acupuntura, electropuntura, magnetoterapia, tinturas, ventosas, flores de Bach, sales de Schüssler) que permiten sostener los procesos bioenergéticos desencadenados en cada uno de los individuos, los cuales son únicos y tan diversos como individuos existen, de ahí la importancia de la historia de vida del sujeto. En este nivel se descubren las potencialidades de nuestras manos, a partir de las cuales podemos transformar nuestra realidad.

El saber ser, significa que a través del conocimiento de su proceso, cada individuo puede trascender su propio yo, poniendo su conocimiento y práctica al servicio de los demás o acompañando los procesos de otros sujetos.

Bajo esta propuesta se llega a comprender la cuestión del poder y la institucionalización en relación con el cuerpo humano, con la capacidad de sentir placer, con la capacidad de vivir y de realizarse bajo un contexto que tiende a reprimir esas expresiones vitales. El llega a comprender cómo esta represión sexual y vital se perpetúa por generaciones, no importando las clases sociales, razas, credos, edades, preferencias sexuales, ideológicas y culturales, sin embargo, también permite comprender las potencialidades de los seres humanos.

En general, estos son los fundamentos bajo los que se ha practicado la terapia bioenergética a través de talleres de salud, especialmente en uno que se formó a principios de 1992 en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).** Originalmente se pretendía organizar un taller de Medicina Tradicional, cuyo propósito era desarrollar un curso teórico-práctico y terminó formándose la sesión de práctica bioenergética bajo la coordinación de Aurora Franco Rodríguez. Posteriormente el Taller de Bioenergética logró trascender el ámbito académico, al sumarse otras personas provenientes de colonias populares. Durante varios años se sostuvo el trabajo del taller hasta que se acabó a finales de 1998.

En conclusión la Bioenergética no es una “panacea”, sino una propuesta, un camino hacia la vida.

 

*Ponencia presentada en el II Encuentro de Terapias y Ritualidades en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) en la Cd. de México, 20 de febrero de 2012.

** Actualmente existe un taller de Bioenergética en el Cerro del Judío impartido por Aurora Franco.