El por qué debemos formar brigadas de salud en los movimientos sociales

23.07.2015 20:13

 

Brigadas de Salud Comunitaria

de Amilcingo, Temoac

y Huexca, Yecapixtla

Morelos, México.

 

En el capitalismo existen enfermedades de clases sociales, gracias a las políticas devastadoras del banco mundial que considera que todo debe tener un alto costo monetario. Eso nos ha permitido reflexionar en la necesidad de crear, rescatar y difundir formas diferentes de mantener nuestra salud, a través de métodos de bajo costo pero con una alta eficacia y siempre dirigidos a las clases vulnerables.

El camino para llegar a un sistema de salud comunitario –es decir de trabajo colectivo en comunidad y no como sinónimo de lo jodido, lo feo, lo pobre o lo mal hecho-, puede tener varias ramas, como un árbol frondoso. El nuestro lo hemos encontrado en la terapia corporal, inserto siempre en un contexto social, ya que sino imprimimos el sello socio-político, es fácil perderse en los avatares del capitalismo y creernos la tan mentada idea “me queme las pestañas como para regalar mi trabajo”, una ideología pequeño burgues que ha roto el tejido social y los lazos comunitarios, como el intercambio y la solidaridad.

Dentro del despojo capitalista, se nos ha educado para vivir dependientes de las diversas instituciones opresoras, entre ellas está la escuela, el hospital, la iglesia, la oficina, la fábrica, etc. En el caso de la salud se nos ha educado para desconfiar de lo que sentimos y depositar nuestro cuerpo en manos de médicos que no permiten tomar decisiones a los usuarios, haciéndonos creer que por ser los “doctores” ellos saben que es lo que nuestro cuerpo necesita.

La salud es un derecho al que no nos permiten acceder en la práctica, en México es muy clara la diferencia entre el servicio de salud privado y público, entre el servicio de la ciudad y de las zonas rurales. Quien ha tenido la oportunidad de viajar y convivir en ambos ambientes, puede darse cuenta que muchas personas sufren de enfermedades tanto psicológicas como físicas, que ya tiene curación y que debido a la falta de recursos económicos tienen que vivir cojos, mancos, torcidos y un sinfín de patologías y enfermedades.

En el caso de los movimientos sociales donde la lucha en su mayoría está sostenida por campesinos, jornaleros, obreros, estudiantes, maestros y madres y padres de familia, consideramos que la salud y la educación debe ser una herramienta de lucha para mantenernos en primera instancia de pie y después poder organizarnos e ir resolviendo las diferentes situaciones que el estado y su embestida brutal de despojo, explotación, discriminación, racismo y represión nos han impuesto, pues es una estrategia capitalista para controlar nuestros cuerpos y nuestras ideas.

La propuesta de Salud en Manos del Pueblo es retomar nuestra salud a través del manejo de diversas técnicas terapéuticas, que hasta hace unos años vivieron una dialéctica, por un lado eran descalificadas como eficaces y por otro lado era elitistas, vendiéndolas a un sector privilegiado que gustaba del misticismo.

El saber rescatar estas prácticas terapéuticas ancestrales en un contexto socio-político y demostrando su eficacia, ha permitido reivindicar la herbolaria, los masajes, la medicina china –acupuntura, moxa, ventosas y auriculoterapia- y hacer convergencia con técnicas psico-corporal recientes como la bioenergética que tienen una alta eficacia, un costo muy accesible y son de fácil aprendizaje.

La propuesta es recuperar nuestro cuerpo a partir del conocimiento del mismo, es decir hacernos responsables de nuestra propia salud y educación, sin que otros, aún con títulos universitarios, decidan por nosotras y nosotros.

Los que integramos la brigada hemos asumido el compromiso de recuperar nuestra propia salud como primer paso para seguir acompañando las luchas y seguir organizándonos. Apostamos que fortaleciéndola, vamos a encontrar a otras y otros que se quieran organizar de manera parecida, de este modo podremos construir redes de salud y educación que demuestren que el modelo capitalista es opresivo, caduco y obsoleto.