Saberes de los misioneros del temporal en Tetela del volcán, Morelos.* Angélica Pacheco Arce
“Si está echándose un cigarrito
no se espanten, ni se echen a correr
porque de todos modos, no hay ni pa’donde”
Don Abraham Genis
Hueyapan
(comentario de Don Abraham al platicarle
que subiríamos a las faltas del Popocatépetl
con los misioneros del temporal)
Introducción
La crisis humanitaria por la que estamos pasando nos lleva de la mano a observar la crisis medioambiental que a su vez estamos provocando.
Al voltear a mirar el escenario que nos hemos construido, los ojos se desorbitan de asombro y tristeza, ¿Cómo es posible que el ritmo de destrucción del ser humano sea tan grande y tan rápido? ¿Cómo pasó esta catástrofe, sí se suponía que la tecnología nos haría avanzar, no retroceder?
Para los Misioneros del temporal de Tetela del Volcán en la región del Oriente de Morelos es una verdadera crisis lo que observan ante sus ojos, lo que se manifiesta en sus sueños, lo que perciben sus sentidos, no sólo es la crisis humanitaria y natural, sino la rapiña de sitios sagrados donde el contacto con una fuerza superior puede perderse. Ellos recuerdan con nostalgia cuanto valía su palabra hasta hace una década, donde el pueblo se reunía para ir con ellos a ofrendar y a agradecer las cosechas, el buen temporal.
Ahora la descalificación y la indiferencia son la constante, pero lo más grave dicen ellos es la ignorancia y la falta de respeto a los sitios sagrados, a esos nichos ecológicos donde un presidente municipal puede tomar posesión de un paraje donde existe un ojo de agua para pavimentarlo y crear un centro recreativo. Al dejar caer un bloque de concreto donde antes había tierra “la asfixiamos y el ojo de agua se empieza a secar así como sus pulmones, de este modo se pierde el contacto profundo que tenía con el cielo para que empezará la lluvia” nos dicen con indignación y nostalgia Don Epifanio y Don Lucio.
El abuso de poder, ha llevado a las autoridades a sobre posicionarse en las comunidades, deteriorando las relaciones sociales y la población con usos y costumbres ancestrales que antes gozaban de respeto ahora son mal vistos y en ocasiones despreciados por su misma comunidad.
¿Por qué se ha olvidado que si los bosques, las selvas, las montañas, los manantiales, las barrancas y los ríos siguen vivos, es porque quién mejor los cuida es quién ha habitado durante miles de años esa región? ¿Qué beneficio tiene los gobiernos de todos los niveles al decretar sus leyes de protección ambiental o sus decretos de reservas ecológicas?
Este trabajo tiene como objetivo difundir y revalorar el trabajo de los misioneros del temporal y de los rayados, es decir los bendecidos con un rayo, que sobrevivieron y que por tanto tienen un contacto con fuerzas de la naturaleza y de Dios –como dicen ellos- que les otorgan conocimiento y entendimiento del deterioro ambiental causado por el deterioro en los seres humanos.
Para comprender mejor la historia social y natural de la región, es necesario reflexionar en los hechos, fenómenos y procesos que han ocurrido en el territorio, de este modo podremos comprender el grave deterioro medio ambiental al que hemos llegado; considerando en lo ambiental la relación con lo social, lo económico-productivo, lo político y lo cultural, en este último apartado sobre todo teniendo en cuenta la visión que los tiemperos tienen del mundo; visión, mostrada en sus creencias, pensamientos, sueños, acciones y en general en la cosmopercepción del universo que les rodea.
El contexto o “escenario”
Si bien para toda la población de la región Oriente de Morelos el volcán Popocatépetl es representativo y se considera un bien común, cabría mencionar que para los Trabajadores del temporal es una entidad viva a la cual hay que respetar y cuidar como el ser sagrado que es; en sus faldas e incluso en la cúspide se realizan rituales y ofrendas para pedir que llueva, alejar las granizadas o los vientos violentos que no favorecen las cosechas. Don Epifanio comenta que: es importante interpretar bien los sueños, pues de eso depende lo que vamos a hacer, a veces las granizadas no son malas porque sirven cuando hay plaga en el campo, ya que el granizo la mata, sólo es cosa de poner atención pa’distinguir una buena de una mala granizada”.
La cercanía del volcán en este municipio propicia una serie de nichos ecológicos tanto visibles como subterráneos, dichos parajes tienen como fuente de abastecimiento, en su mayoría, el río Amatzinac que nace del volcán mismo y que nutren una extensa zona a través de sus barrancas, en el estado de Morelos; donde estos misioneros del temporal acuden para dejar ofrendas en cuevas, ojos de agua, arroyos, escurrimientos y paisajes enarbolados por la evidente cantidad de agua que atraen y alberga.
En el municipio de Tetela del Volcán, aún tienen una enorme importancia las huertas familiares, que representan una economía campesina relevante para la vida comunitaria y la organización social, varias familias bajan a los tianguis de los pueblos de Zacualpan, Amayuca, Jonacatepec o la ciudad de Cuautla a vender o intercambiar –aunque ya es menos común esta práctica- los productos de sus huertos. El agua es indispensable para continuar con este sistema económico-productivo ya que además, mantiene un ritmo en las relaciones sociales de la región, porque los vecinos pueden intercambiar productos de primera necesidad manteniendo lazos estrechos en la comunidad.
Si bien en esta región ha habido un cambio rápido en la configuración de los pueblos donde la vida rural va dejando pequeñas huellas y busca transformar sus pueblos, algunas prácticas antiguas se mantienen, entre ellas está la petición de lluvias para el temporal. Esta costumbre que se remonta a tiempos precolombinos se encuentra en riesgo, de acuerdo con los testimonios de los trabajadores del temporal de la región. Las políticas territoriales establecidas con el PROCEDE en la década de los años 90’s, han delimitado sus prácticas, varios territorios antes comunales y ejidales que ahora son propiedad privada han cercado cuando no prohibido el paso de los tiemperos a sitios donde antes podían acceder sin ningún problema.
Para comprende el alejamiento de la población a prácticas que antes gozaban de prestigio, debemos tener en cuenta el proceso histórico que ha vivido la región en el último siglo, por ejemplo la siembra de monocultivos sobre todo de sorgo –y en algunos casos de marihuana- que reemplazo a la siembra de maíz criollo, frijol y calabaza, ha provocado una desertificación en los suelos, y una sobre explotación del territorio, así mismo la tala inmoderada de los bosques, las prácticas de pastoreo, el uso de agroquímicos no sólo en los monocultivos, sino también para los huertos familiares y la descarga al aire de bombas de gas o cuetes para espantar a las nubes son hechos que se han sumado al severo cambio climático y a la disminución pluvial. Estos eventos explican de manera general el porqué la población ya no quiere acompañar a los trabajadores del temporal a sus prácticas rituales, hay quienes piensan que ya no tiene poder para llamar a la lluvia y la población se muestra cada vez más distante de los tiemperos.
Para los misioneros del temporal que se encuentran estrechamente vinculados con el mundo natural a través de sus prácticas y de sus sueños, es angustioso vivir estos momentos, ya que al “recibir” en un ensueño una orden superior y no poder llevarla a cabo, se rompe un ciclo vital para la humanidad, es decir se contribuye a la disminución de las lluvias benéficas y se favorece al cambio climático que perjudica a las cosechas.
Este cambio a lo largo del siglo XX de economía familiar o producción tradicional para el autoconsumo, por la producción especializada e invasiva en nichos ecológicos con excelentes mantos acuíferos, como los del Alto Amatzinac, a lo que algunos han llamado economía de rapiña; es impuesta por el cambio socio-cultural y político del capital extranjero, en donde la tierra ya es vista como un negocio, como un objeto para lucrar, manipular y dominar.
Para los pedidores de lluvia, que mantiene aún una práctica ancestral y una percepción del mundo diferente, en donde la estrecha vinculación cultura-naturaleza no están distanciadas, resulta de gran relevancia reivindicar su postura sobre cómo debe vivirse el mundo, la ciencia que ellos practican no se aprende en Universidades enclaustradas entre cuatro paredes, se aprende en el conocimiento universal que da la práctica, la observación, la experiencia que deja el testimonio oral de quienes heredaron estás prácticas y sobre todo los sueños donde Dios -de acuerdo con su testimonio-; esa fuerza suprema les indica donde elevar sus rezos, sus ofrendas para dar continuidad a un ciclo vital.
La defensa de prácticas ancestrales como la petición de lluvias en un territorio como lo es el municipio de Tetela del Volcán, no sólo responde a la compresión de la importancia de elementos físicos como el agua, el aire y la tierra, es una defensa de la identidad y pertenencia que da vida a un ecosistema determinado dentro de un marco de creencias y sentires que definen a un pueblo, al arrebatar esta percepción del mundo a una comunidad se está cometiendo un etnocidio, un culturicidio y un ecocidio. “Nuestra práctica es antigua y las iglesias que trajeron los españoles son recientes. Esos sitios sagrados son más antiguos y ahí está Dios, para que los campesinos los conservemos y siga lloviendo” nos dice Don Epifanio al definir con sus propias creencias el cómo entiende el movimiento de la vida.
La globalización de la indiferencia creada por los gobiernos, que no contemplan la dignidad de todo lo que vive y habita este mundo, muestra la fragilidad humana, porque como dicen los misioneros del temporal “En los sueños se manifiestan los aires malos, también vemos los manantiales y lugares que deben protegerse, pero no sólo vemos los de aquí, vemos de muchas partes del país y todos están siendo lastimados y olvidados en México y en el mundo y eso está cambiando a la humanidad y al clima, pero cuando se acabe la humanidad el clima se repondrá. Por eso antes de que desaparezca la humanidad, a nosotros nos interesa que se beneficie todo el mundo, no no’más nosotros, por eso llevamos las cruces a los calvarios” comentan en la plática Don Angel, Don Poli, Don Lucio, Don Leo, Don Quicho y Don Epifanio.
Efectivamente lo que muestra esta forma de vida neoliberal y globalizadora que concibe a la naturaleza como una empresa, como un negocio a explotar, es su fragilidad y no la del planeta, porque él tiene sus propios mecanismos de autoregulación contra la depredación capitalista, por desgracia como refieren estos hombres que dialogan con la naturaleza, que le cantan, que le rezan, que la viven, que la sueñan, quizás ya no nos toque verlo.
La destrucción de un modelo de conocimientos y saberes vinculados con la naturaleza, va a su vez relacionada con la destrucción de culturas, y el capitalismo, manifestado en prácticas depredatorias por parte de presidentes municipales, gobernadores, presidentes de países y empresas extranjeras a quienes se les abren las puertas para despojar a los habitantes originarios de estos nichos ecológicos, son completamente insensibles de la vida comunitaria. “Ni Peña Nieto, ni los presidentes municipales saben nada, son muy ignorantes de la vida, ellos solo quieren hacer y deshacer el mundo” nos dice molesto Don Leo.
De hecho las normas que defienden el “desarrollo económico” de un país, en realidad son el pretexto para primero prohibir el paso a espacios que antes eran comunitarios y después arrebatar los nichos ecológicos, violando los derechos de la vida colectiva que caracteriza a los pueblos agrícolas. Por eso nos dice Don Poli “Los presidentes municipales y comisariados ejidales quieren vender el monte y quieren beneficiarse a costa del pueblo y es culpa de los gobiernos que se los permiten porque son iguales”. Don Epifanio a su vez considera que “la ignorancia del gobierno ha destruido los lugares sagrados y se ha vinculado a sectas que van encontra de la vida campesina”.
* Este trabajo se realizo a petición de los Misioneros del Temporal de Tetela de Volcán quienes me pidieron apoyo para escribir su sentir y al mismo tiempo me permitieron asistir con ellos a algunas ofrendas que ofrecieron en diferentes lugares sagrados. Se realizó entre finales del 2015 y principios de 2016.